El significado correcto de la palabra animación proviene del latín, su lexema “anima” significa “alma” asi que animar se debería traducir como “dar alma” refiriéndose a algo que no tuviera alma.
La idea de la animación es anterior al nacimiento del cine. Algunos historiadores se remontan a la prehistoria, donde, mediante pinturas rupestres, se expresaba el movimiento. Otros descubrimientos posteriores en Egipto y Grecia también representaban diferentes fases del movimiento en su arte.
El primer intento que se conoce de una animación hecha mediante la proyección de imágenes es de 1640, cuando el alemán Athanasius Kircher inventó el primer proyector de imágenes, “la linterna mágica”, en la que, con grabados en cristales, se podía proyectar diferentes fases seguidas del movimiento, cambiando los cristales mecánicamente.
El mundo de la animación estuvo parado hasta 1824, cuando Peter Mark Roget descubrió el principio de persistencia de la visión (en esto se basan todas las imágenes proyectadas de hoy en día) que demostraba que el ojo humano retiene la imagen que ve el tiempo de sobra para ser sustituida por otra, y así sucesivamente, hasta realizar un movimiento completo.
Linterna mágica de Athanasius Kircher.
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